17 marzo 2010

KALAW Y EL LAGO INLE

Rangún se merece más de los dos días que hemos pasado, pero como debemos regresar para tomar el vuelo, lo dejamos para vuelta, ahora nos aventuramos en uno de los buses de largo recorrido que van al norte.
La parte de Birmania fácilmente accesible por tierra y relativamente económica de llegar para los extranjeros a excepción del Delta y de varios puntos en el sur, es el centro del país; nosotros al tener sólo 4 semanas de visa nos centraremos en el estado de Shan en el centro-este.

Los buses parten hacia el norte desde Rangún por la tarde, para pasar la noche viajando, pues son alrededor de 15 horas de viaje; la estación está muy lejos del centro, es un área enorme lleno de diferentes compañías, la parte en la que llegamos no daba mucha confianza, llena de esqueletos de autobuses y gente reparándolos.


La parte buena de viajar de noche es el ahorro de la noche de hotel y aprovechar más el tiempo, pero lo malo es que nos perdemos las vistas del camino, de todas formas contrariamente a lo que pensábamos, el bus era bastante bueno con amplio espacio entre asientos, botella de agua gratis y un kit de cepillo de dientes con pasta y toallita!

Nuestro destino es el pueblo de Kalaw, y según nos dijeron eran de 14 a 15 horas de viaje, pero fueron varias horas menos, tantas que nos plantamos en Kalaw a las 3:30 de la mañana; para no tener que pagar esa noche por dormir, nos fuimos a un restaurante local donde la gente estaba viendo un partido de fútbol. Lo primero que se nota en Kalaw es un frio tremendo, tras las altas temperaturas de Bangkok o Rangún, plantarnos en Kalaw a 1.320 metros de altitud en mitad de la noche fue un gran sopetón de frio; claro que después cuando el sol sale calienta bien…



Kalaw nos sigue sorprendiendo, es un lugar pequeño, con gente muy simpática como siempre, y además tuvimos la suerte de coincidir con un mercado rotatorio entre villas (cada cinco días) donde las gentes de las minorías étnicas vienen a comerciar.
Los principales grupos étnicos de aquí, son los Palaung, Pa-O y Danu; además, debido a la colonia británica, los ingleses trajeron indios y nepalíes a trabajar en estas tierras en el ferrocarril, quedando también una amplia comunidad nepalí.



Fuimos doblemente afortunados de tener la oportunidad de ver una importante celebración para los birmanos, la iniciación a monje de varios niños.
Esto es algo que se suele hacer en esta época, antes de las lluvias, es como una especie de “Primera Comunión” cristiana; todo hombre ha de ser monje en su vida, al menos por un periodo de tiempo.
Así pues esta familia ofrece sus tres hijos para ser monjes y su hija para la “ceremonia de perforación de oreja” (no entendimos bien en qué consistía); en el pueblo la gente tenía calendarios de fotos con los niños, parecía un gran evento.

Siguiendo el ruido de los tambores nos acercamos al templo y rápidamente al vernos nos sentaron en el suelo junto a un grupo de birmanos y nos trajeron té y dulces, al tiempo, los niños quienes vestían ropas muy llamativas, posaban en unos sofás mientras les fotografiaban y grababan.
Luego nos llevaron a otro recinto donde se da de comer gratuitamente a toda persona que acuda al evento, nos trataron como a reyes, nos dieron arroz, con soja, sopa y pescado seco al curry.



Kalaw es un lugar ideal para hacer trekking de un día para ver villas o templos; a unos 4 kilómetros del pueblo visitamos el templo Shee Oo Min, un templo cueva bastante interesante pues era una cueva de verdad, con una profundidad de unos 150 metros, todo lleno de pequeños y grandes Budas que se mezclan con las estalactitas.



Pero lo más bonito de todo fue un trekking de ocho horas que nos hicimos por nuestra cuenta, primero ascendimos hasta los 1.650 metros de una montaña donde está el templo de Manaw Hla. Las vistas son impresionantes, lo único malo es que en la época que nos encontramos (justo antes de las lluvias) hay una especia de neblina en el ambiente que impide hacer buenas fotos.



Preguntando a los monjes encontramos el sendero que nos lleva a la villa Danu de Myin Ka; no hace falta repetir que la gente es excepcional en cualquier parte, hubo un grupo de personas que nos llamó para invitarnos a té y seguido fueron rápidamente a comprar unas cortezas para comer, uno de los hombres estaba haciendo enormes tambores de madera de hasta 1’8 metros de altura, todo a mano.



Guiándonos por la gente, pasamos por grandes plantaciones de repollos, entre un paisaje bastante seco, luego por una zona más selvática y así hasta llegar a la villa de Pain Ne Pin, de etnia Palaung, donde la gente nos preguntaba por nuestro guía…
En Pain Ne Pin, una mujer nos llamó para invitarnos a té y vestirnos con las ropas tradicionales Palaung.



Al día siguiente improvisamos y nos fuimos al Lago Inle, el improvisar en estas villas, significa tener que esperar horas para transporte y viajar de un modo no muy confortable, no fue un pick up como el de la foto, pero nos tocó un pequeño bus en el que no había espacio suficiente para meter las piernas en el asiento.


El Lago Inle es uno de los puntos más turísticos de Birmania, donde más extranjeros se ven (también porque es pequeño); el turismo ha hecho que por primera vez en el país intenten engañarnos con los precios, aunque de una manera muy inocente que no cuela con nosotros. Nos alojamos en la villa de Nyaungshwe, pensábamos que desde aquí estaríamos junto al lago pero lo cierto es que el Lago Inle tiene unas dimensiones poco exactas, desde sus supuestas orillas se extienden metros y metros de manglares o jardines flotantes a los que es imposible acceder caminando.


Fue bastante triste que el tiempo no quiso acompañarnos para nada, aunque no llovió, la niebla permaneció cada día sobre el Lago Inle; el primer día fuimos en bicicleta por el lado este del lago, llegamos hasta la villa de Maing Thauk, desde aquí caminamos por una pasarela hacia el lago pero es imposible llegar a él, de todas formas vimos los jardines flotantes, éstos están en mitad del agua a modo de canal-jardín-canal… y a través de los canales la gente con las barcas cuida de las plantaciones, generalmente de tomates.



Las casas están literalmente en mitad del agua sostenidas increíblemente por finos y largos palos de bambú; los pescadores realizan su faena en los alrededores con curiosos métodos, como asustando los peces y acorralándolos entre varias barcas para luego sacarlos con una gran red.



Seguimos en dirección sur bordeando el lago hasta llegar a la villa de Thale U, una villa en la que no aparecen muchos extranjeros por la cara con la que nos miraba la gente; Thale U está completamente sumida en las aguas, con casas igualmente soportadas por bambú, y puentes del mismo material que permiten cruzar de un lado a otro del canal que da al lago.



Para ver el lago no queda otra opción que contratar una barca, de todas formas por 10.000 Kyat (10US$) se consigue una para dos personas. Al lago accedemos a través de un largo canal y una vez dentro es muy bonito ver a los pescadores remando de un estilo único en el mundo; mientras se sostienen con una sola pierna en el extremo trasero de la barca, la otra pierna la usan para impulsar el remo con una gran habilidad y velocidad.



Mucha parte del “tour” consistía en visitar tiendas, no es muy agradable teniendo en cuenta que nosotros no podemos comprar cosas, pero por otra parte nadie te presiona y en general fue muy interesante ver como hacen tantas cosas de forma manual sin precisar de maquinaria o electricidad.

Visitamos una fábrica de telas donde lo que más llamaba la atención era una tela con un hilo especial que obtienen del tronco de las flores de Loto, al romper el tronco, éste tiene dentro unas finísimas fibras que uniéndolas unas con otras y enroscándolas, forman dicho hilo.
Además todas las maquinas que se usaban eran de madera, todo muy artesanal.



En la villa flotante de Nampan paramos en una fábrica de metal, luego en otra tienda donde trabajaba una familia Padaung (mujeres cuello largo), y una fábrica de puros; éstos son muy típicos en Birmania y mucha de la población los fuma, su precio aproximado es de 0,01€.



Vimos pagodas, fabricas de papel, y en general la vida diaria del Lago Inle; también había una fábrica de barcas, (un buen negocio aquí) el precio de una barca es de 200 Dólares y todo está hecho a mano, incluso sierran los troncos a mano para sacar los tablones.



Los mercados son la vida de esta gente, al igual que en Kalaw se rota cada 5 días; a aparte de los del lago, visitamos en bici el de Kaung Daine…



Y el mercado en donde nos alojamos, Nyaungshwe.


1 comentario:

  1. Excelentes fotos.
    Me encanta con la sencillez que contáis las cosas, porque no os da vergüenza admitir lo que no entendéis como la “ceremonia de perforación de oreja”, que por otra parte, os lo podrías inventar perfectamente ya que la mayoría de la gente que os leemos no hemos estado ni en la cuarta parte de lugares que vosotros estáis conociendo

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