26 junio 2009

KARAKORUM HIGHWAY (NANGA PARBAT)

La autopista del Karakorum, se construyó fruto de las buenas relaciones entre China y Pakistán años después de la partición; se comenzó a erigir en 1966, terminándose 20 años después. Esta carretera no es una cualquiera, en ocasiones se compara con grandes obras de la antigüedad o incluso se la llama localmente como la octava maravilla; aunque se la llame autopista no significa que sea como las que conocemos en Europa, en ocasiones la calzada se rompe, estrecha, caen piedras de la montaña... aún así siempre se ha intentado mantener dos carriles habilitados para el trafico. Lo increíble de ésta carretera es que atraviesa parte de la cordillera del Himalaya y otra gran cadena montañosa igualmente impresionante y que da nombre a la autopista; la cordillera del Karakorum. Son 1.200 kilómetros, desde Havelian (no lejos de Islamabad) hasta Kashgar en China en la provincia de Xinjian.

La ocasión de estar aquí nos hizo alquilar un coche para recorrer parte del recorrido en la parte Pakistaní, desde Islamabad a Talechi en dos jornadas, y así verlo con detenimiento; los autobuses locales son nocturnos y uno se pierde mucha parte del paisaje.

Tomamos dirección a Peshawar donde este mismo día hubo un atentado muy grave con 15 muertos; según el conductor que llevamos no es cosa de extremistas islámicos, sino cosa de India o Rusia…

Al rato nos desviamos al norte hacia la región de Hazara, que pertenece a la provincia “North West Frontier” actual zona en conflicto; aunque el área que rodamos no implica ningún peligro.


Cuanto más avanzamos las colinas se van acentuando más, todo es muy verde y vamos pasando por pequeños pueblos con muchos puestos de fruta; al igual que en el norte de India, el cannabis crece mucho más salvaje a los lados de la carretera durante cientos de kilómetros.

Havelian es el comienzo, (o final) oficial de la autopista del Karakorum; le sigue Abbottabad donde se produjo un gran terremoto hace pocos años que ha dejado muchas secuelas; a la altura de Mansehra existen vestigios budistas de la época de rey Ashoka quien gobernó el subcontinente en el siglo III a.c.

Al norte de Hazara comienzan las zonas tribales donde habitan los Pashto; el segundo grupo étnico de Pakistán, quienes habitan en su mayoría entre Afganistán y Pakistán. Los Pashto son un pueblo antiguo, muy bravo y con sus propias leyes y códigos que ni siquiera el gobierno es capaz de controlar; su código tiene dos normas muy importantes que son Honor y Hospitalidad, siendo capaces de dar cobijo a un criminal o dar la vida solo por haber dado su palabra.

Siguiendo en zonas Pashto, pasamos al distrito más “peligroso” de la autopista del Karakorum; el Indus Khoistan, un valle dominado por el río Indo una vez más. Las montañas aquí crecen y el valle se acentúa en profundidad; la zona es conocida como la “no gobernada” y el conductor prefiere no detenerse a hacer alguna fotografía; por las montañas hay pueblos muy rebeldes donde uno no puede entrar porque no sale, y el gobierno pakistaní no tiene ningún poder. La policía al vernos decidió ponernos una escolta; mientras se vaya por la carretera no hay mucho peligro pero al igual que la otra vez, la policía se preocupa mucho por nuestra seguridad…

Por lo visto en los últimos años se está procediendo a una rehabilitación de la autopista y todo está bastante revuelto tardando bastante tiempo en poder avanzar; aunque el tiempo no nos favorece mucho, comenzamos a ver altas cumbres blancas y el paisaje en general se vuelve más y más impresionante. Con la caída de la noche llegamos a Dasu donde hicimos noche en un hostal junto al río.

En la mañana amaneció un día muy bonito y claro, pronto seguimos camino pasando por la zona más compleja de toda la autopista pues está increíblemente excavada en una enorme pared vertical; también es la zona donde más trabajadores fallecieron, en el bando pakistaní murieron un total de 500 hombres.


A los 20 minutos de viaje el coche se detiene, el olor a goma hizo pensar que fue un pinchazo, pero no, una correa se rompió dejándonos sin vehículo por la imposibilidad de repararlo allí en mitad de la nada.


Fuimos bastante afortunados pues nuestro conductor, (un pashto por cierto) se encargó de ponernos en un bus que iba a nuestro destino. Cuando hicimos noche en Dasu conocimos a tres chicos, uno de ellos español, que viajaban en un bus muy bueno y que iba vacio, (sube vacio, para recoger chinos en Karimabad); estos habían salido por delante nuestro, así que la policía que nos escoltaba fue rápido al puesto militar donde se pusieron en contacto con el siguiente puesto militar para que detuviesen el autobús; la policía nos llevó en la caja del jeep hasta donde el bus y allá nos metimos.


La autopista comienza a rodar por un valle seco, sin vegetación, el cual nos recordaba un poco al Spiti, con el río Indo siempre abajo. De repente el bus se detiene y sin saber el motivo intenta dar vuelta para ir en la dirección opuesta, nosotros no entendíamos nada, y además el bus lógicamente no pudo girar pues no entraba en la carretera. Hablando con el revisor, me explicó que más adelante una gente de las que viven “fuera de la ley” estaban disparando a la carretera desde la montaña, y por eso nos tuvieron retenidos un tiempo; con esto ya encajamos el por qué de los dos jeep con ametralladoras que nos habían adelantado antes…
Debido a lo basto, seco, sin recursos ni industria de éste lugar, los habitantes se han dedicado desde la antigüedad a saquear las caravanas de la ruta de la Seda, y aún continúan haciendo ruido.


Tras este incidente dejamos la provincia de “North West Frontier” y entramos en la provincia de “Northern Areas”, un lugar conocido por ser el territorio más seguro de Pakistán. Cruzamos Chilas, el puente de Raikot y llegamos a nuestro destino después de 21 horas de viaje entre los dos días, Talechi; un lugar que nos recibe con una señal indicándonos mirar donde se encuentra el Nanga Parbat (8.126 metros), la enorme mole conocida como “La montaña asesina” por la cantidad de montañeros que han perdido la vida en su intento de conquistarla.


Talechi, no sé si se podría considerar pueblo, son cuatro casas contadas y nos alojamos en la única guest house que hay, donde fueron muy majos con nosotros. Dimos una vuelta y caminando cinco minutos ya nos estábamos saliendo del pueblo; la gente nos mira alucinados, no es un lugar donde paren muchos extranjeros a pernoctar. Lo que notamos rápido es la ausencia de mujeres; todo, todo lo que hay por la calle son hombres y las mujeres están siempre entre cuatro paredes. Desde la carretera vimos como unas chicas se asomaban discretamente desde la puerta para observarnos; al verlo, María y Marian se acercaron ya que los hombres no podemos ir; tras un rato volvieron encantadas pues las invitaban a té a comer, las daban regalos… afortunadamente apareció el hombre de la casa y nos invitó a pasar a todos, fue muy bonito tener contacto con la gente local a pesar que no podíamos comunicarnos; nos sacaron té, frutas y nos acomodaron en el mejor sitio que tenían. Al despedirnos les pedí unas fotos, y aunque las mujeres aceptaron (esto no es normal) nos pidieron por favor no mostrarlas a nadie del pueblo.


Los chicos de la guest house nos prepararon una cena riquísima con cordero y arroz, y se encargaron a la mañana siguiente de conseguirnos cuatro asientos en el bus que va a Astor, pues éste sale de más atrás, de Jaglot.
Pasamos la mañana esperando, recordando tiempos de Sudán cuando nos decían ¡el bus viene!, y jamás llegaba… además tenemos un lio tremendo porque aquí la gente se rige por un horario diferente al oficial de Pakistán, ellos tienen una hora menos; entonces siempre hay que estar preguntando si es la hora del ministro (como dicen ellos) o la hora local.
Las vistas del Nanga Parbat a primera hora de la mañana no podían ser mejor…


La autopista del Karakorum es muy impresionante pero no da tanto respeto al circular por ella porque es muy ancha; pero la carretera a Astor es otro asunto, nos recuerda a las carreteras de India del norte, estrechas, con los bordes rotos y un precipicio vertical de vértigo hasta el río.
Además los minibuses siguen circulando a la misma velocidad, y al estilo de Pakistán, con gente colgada del bus, por encima, y los jóvenes cobradores haciendo acrobacias y metiéndose por las ventanillas traseras con el vehículo en marcha.


Como se hizo tarde tuvimos que hacer noche en Astor, un pueblo pequeño, con bonitas vistas, y un hotel un poco más curioso donde pasar la noche.


Al día siguiente tomamos un minibús que hace el recorrido hasta el final de la carretera, hasta la villa de Tarashing, la cual nos cautivó con su belleza, pues frente a ella se haya el macizo del Nanga Parbat, con el pico Raikot (7.070 metros) en primer plano, y el glaciar Tarashing que baja de él.


En Tarashing hay un par de guest house donde quedarse, elegimos la primera que encontramos y nos quedamos por tres noches. El fin de venir aquí es caminar hasta el campamento base del Nanga Parbat, para lo cual precisamos de un guía obligatoriamente, pues en el pasado hubo un incidente muy grave en el que murió una turista asesinada y ahora obligan a llevarse a alguien del pueblo como guía.

Pero antes de la gran marcha, estuvimos por el pueblo el día que llegamos dando una vuelta hasta un gran terraplén desde donde se ve de frente el pico Raikot y los glaciares; bajo nosotros está el glaciar Tarashing de alrededor de 2km de longitud, pero ni siquiera nos dimos cuenta porque está cubierto de piedras y tierra que arrastra.


Los habitantes del pueblo son majos, pero de una cultura muy conservadora pues las mujeres se apartan de nuestro paso cuando caminamos por haber dos hombres, cuando sacamos la cámara corren literalmente y no podemos hablar con ellas, tan sólo María y Marian pueden.
En general la población es musulmana de la rama Chií, y su idioma local es el Shina.


El segundo día, Abas, el chico de la guest house nos llevó a su casa a comer y tomar algo, después fuimos todos juntos hasta en frente del glaciar Tarashing; esta vez, al ya saberlo, prestamos más atención y vimos claramente la lengua glaciar, la cual se resquebraja de continuo por el calentamiento, cayendo junto con el hielo las piedras que arrastra el mismo glaciar. El día no nos favorece tanto y las montañas están cubiertas en la cumbre.


Al regresar observamos la mejor vista que veríamos del Nanga Parbat, desde esta parte sólo se ve la cumbre, pero es espectacular.


El último día amaneció lloviendo, un tiempo horrible con todas las montañas cubiertas, fue bastante triste pues era nuestro día para el trekking… Más tarde paró de llover y nos advirtieron que podría quedar bien el día, así que nos fuimos con Abas quien nos hizo de guía (no es necesario pero como ya dije nos obligan a llevarlo)

Tomamos el mismo camino que estos días, pero esta vez cruzamos el glaciar hasta el otro extremo, uno nunca se daría cuenta del glaciar si no se escarba un poco el suelo que es cuando aparece la profunda y dura capa de hielo. En el camino los habitantes de Tarashing o Rupal van y vienen con sus burros cargados de leña y otras cosas.


Tras el glaciar entramos en el valle de Rupal, con la villa de Rupal esparcida en un gran territorio; los habitantes del sexo femenino siguen siendo tremendamente tímidas y huyen de nosotros.


El clima nos dio esperanza pero pronto quedó nublado parcialmente y sólo vimos por un momento la cara sur del Nanga Parbat.
El campamento base es una gran explanada a 3.550 metros de altitud, donde se alza la montaña; Nanga Parbat significa “Montaña Desnuda” en urdu; debido a su verticalidad, la nieve no se adhiere en la roca, quedando grandes superficies “desnudas”. Esta montaña es la que más rápido crece de todo el Himalaya con una media de 7 milímetros anuales; además posee el record mundial de verticalidad desde un campamento base hasta la cumbre; son prácticamente 4.572 metros verticales, los cuales no pudimos admirar por las nubes; dio bastante rabia tenerlo delante y no poder observarlo en totalidad.


Caminando hasta la misma base escuchamos unos potentes sonidos de algún animal creyendo que se trataba de algún tipo de ave; al final advertimos que eran las marmotas doradas, de un gran tamaño, las cuales se escondían muy rápido a nuestro paso.


En su base nace el impresionante glaciar Bazhin de varios kilómetros de longitud, y que se extiende hasta la villa de Rupal, incluso es visible desde Tarashing.

2 comentarios:

  1. Qué afortunados de poder visitar estos lugares impresionantes de la naturaleza, me encantan las fotos, siempre me han llamado la atención las montañas, sobre todo la Cordillera de los Himalaya, la cordillera del Karakorum, los Antes, Etc.

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